Siguiendo con el Viaje Temático para Fans de Vincent Van Gogh y ahora que hemos visitado el museo que lleva su nombre en Amsterdam, esta vez nos vamos a un pequeño pueblo que está a las afueras de París y que se llama Auvers Sur Oise.
Para llegar a él basta con coger un tren (RER) desde París y en algo
más de una hora habremos llegado. Pasar de la masificación turística de
París a la tranquilidad de Auvers Sur Oise ya nos da una idea de la
tranquilidad que el pintor disfrutó mientras vivió aquí.
Desafortunadamente para la historia del arte, Auvers Sur Oise es también el lugar donde Vincent se quitó la vida.
Vivía en una pensión que había en el primer piso de una casa, sobre un
frecuentado cafe del pueblo llamado Café Auberge Ravoux. Todo el pueblo
está señalizado y no es difícil de encontrar, pero por si acaso, está en
8 Rue de la Sansonne. Dado que Vincent se suicidó de un disparo y en
aquellos tiempos las supersticiones estaban a la orden del día, por lo
que después de su muerte, nadie quiso alojarse en la misma habitación.
Eso nos da la oportunidad de poder visitarla exactamente como estaba
cuando el la habitó, ya que nunca más fue alquilada tras la desgraciada decisión que Van Gogh tomo aquel 27 de Julio de 1890.
La estancia se puede visitar y está
abierta todos los días (menos los típicos festivos) desde las 10 de la
mañana hasta las 6 de la tarde y la visita es gestionada por una
asociación llamada “El Sueño de VanGogh” que destina
todos los fondos que recaudan a intentar cumplir uno de los sueños que
el pintor tenía y que contó a su hermano Theo en una de las cartas que
le escribió: “Algún día, creo que podré tener mi propia exhibición en un
cafe” (tal y como hacían los pintores exitosos de la epoca entre los
que desafortunadamente Van Gogh no se encontraba). Así que el dinero de
tu entrada (6 euros para los adultos) servirá para que puedan comprar un
cuadro de Van Gogh y mostrarlo en el Cafe Ravoux, como el habría
querido que fuera siempre.
Cuando hayamos terminado la visita a la
casa, ahora que hemos visto con nuestros propios ojos algunos de los
paisajes que pintó y que hemos estado en la habitación donde pasó sus últimos días
trabajando sin parar, no podemos marcharnos de Auvers Sur Oise sin una
última parada: el cementerio donde podremos visitar el lugar donde
Vincent descansa. Al lado de él se encuentra su hermano Theo (que murió
solamente un año después), así que cuando yo estuve allí, me los imagine
charlando animadamente sobre qué es arte y qué no es arte en estos
tiempos que corren, mientras Vincent contempla cómo el mundo admira por
fin su trabajo.
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